En las vastas llanuras del Punjab, en el vibrante año de 1938, vivía Anrya, la hija de un poderoso líder tribal. Su vida, marcada por la gracia y la libertad, se vio truncada cuando agentes soviéticos, en una audaz operación, la tomaron como rehén para obligar a su padre a apoyarles.
La joven princesa, acostumbrada a galopar entre campos de trigo y a celebrar las antiguas tradiciones de su pueblo, se encontró súbitamente confinada en un mundo desconocido, lejos de su hogar y de su familia. Sus días, antes llenos de alegría y esperanza, se convirtieron en una sombra de lo que habían sido.
A pesar de la adversidad, el espíritu indomable de Anrya no se quebró. En su corazón, la llama de la resistencia ardía con fuerza, alimentando la esperanza de un día regresar a su tierra y a los suyos.
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