16/06/1938. Desembocadura del río Parrett, Somerset.
Los motores del Polikarpov R-5 rugían bajo la capa de nubes, una sinfonía de poder y determinación. A los mandos, A. Gordon, con sus ojos escrutando el horizonte. Detrás de él, H. Tripper, su observador, revisaba la cámara fotográfica, un ingenio mecánico tan vital como sus propias vidas. Su misión era simple, pero letal: encontrar y fotografiar un submarino enemigo cerca de la costa, un fantasma de acero que sembraba el terror en las rutas de navegación.
Mientras se acercaban al punto de referencia, Tripper de repente gritó: "¡Gordon, a las 2! ¡Aviones enemigos!"
Gordon giró la cabeza justo a tiempo para ver dos siluetas oscuras emerger de las nubes. Eran dos Messerschmitt Bf-109, los depredadores del aire, con sus distintivas cruces negras pintadas en las alas. Sin pensarlo dos veces, Gordon ascendió con su biplano, evitando una ráfaga de ametralladora que pasó silbando a su lado. El aire se llenó del sonido de las balas, como un enjambre de avispas enfurecidas.
"¡Prepara la camara, Tripper!" ordenó Gordon. "¡Tengo que llegar al objetivo!"
Tripper se aferró a la ametralladora del avión, disparando sobre su enemigo. Un segundo Bf-109 se puso detrás de ellos, y las balas rasgaron la tela del Polikarpov. Tripper activó la cámara, capturando las imágenes justo antes de sentir un dolor agudo en el costado. El impacto de una bala le hizo gritar.
"¡Tripper!" gritó Gordon, su voz llena de pánico.
El Polikarpov se sacudió violentamente, el motor fallando por unos instantes. Gordon reaccionó instintivamente, empujando el biplano hacia arriba, buscando refugio entre las nubes. El Bf-109, confundidos, le dispararon sus últimas ráfagas, pero el Polikarpov R-5 desapareció en la blancura.
En el silencio de la niebla, Gordon luchó por mantener el control del avión. Su mente estaba fija en Tripper, herido y sangrando en el asiento trasero. Miró hacia atrás, pero solo pudo ver la figura inerte de su amigo.
----_-----