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domingo, 8 de marzo de 2015

La liberación de Blackskull

Blackskull, 05/06/1938
 

Little Jhon, el herrero de Blackskull, había corrido desde su pueblo hasta la posición Jarama para informar a los milicianos de los combates que estaban ocurriendo. Little Jhon había salido del pueblo por miedo a alguna represalia  por parte de los fascistas ya que todo el mundo sabía que era miembro del partido.

Al oír el relato, Sean O’Corry soltó una carcajada, y levanto su cerveza mirando a Rony,  pues el resultado le importaba poco. Siempre sería una victoria para ellos ver  morir fascistas o miembros de la iglesia opresora. Pero la alegría le duraría poco, su cara cambio cuando desde la posición de la granja Cork informaron que habían visto pasar un convoy de tropas proveniente del norte.

¿Alemanes? – Pregunto Rony. Seguramente camarada-le contesto- por el tipo de vehículos deben ser esos hijos de puta.

En ese momento Claire Smith se dirigió hacia ellos, ¿Y qué hacemos?.

 Sean que era un viejo conocido de Rony  de su lucha en España con el batallón Shaparji Slatvala de las Brigadas Internacionales, miro un mapa que tenían colgado en la pared y señalo el pueblo.

-Debemos atacar cuanto antes, no quiero tener a esos hijos de puta cerca, yno me gustarían que tomaran esa  posición. Si traen su artillería nos podrían machacar. Pensaba que los inútiles de la iglesia serían capaces de cerrar la carretera de Lurgan, estarán demasiado ocupados con sus rezos.

Volvió a levantar su cerveza y grito, ¡Tomemos ese maldito pueblo, camaradas!

Con las primeras luces del alba partió la columna, Rony quedaba al mando de la posición Jarama, mientras Sean, Clarice y casi cuarenta hombres avanzaban guiados por Little Jhon. La columna iba fuertemente armada, con el apoyo de una ametralladora Maxim y un mortero Valera de 50mm.

Aunque las milicias tomaron las primeras defensas del pueblo con facilidad. Los alemanes habían empezado a preparar fuertes defensas, especialmente en la calle principal, que cruzaba el pueblo para tener buenas líneas de tiro para sus armas pesadas.
 

 
Las fuerzas comunistas se dividieron en dos apoyados por la ametralladora y el mortero. Que bajo las órdenes de Clarice empezó a bombardear las posiciones fascistas. Sean identifico al mando de los camisas azules y ordeno disparar a todos sus hombres sobre él. La abrumadora potencia de fuego obligo a retroceder al mando Fascista. Los hombres gritaron, orgullosos, mientras veían huir la bandera fascista.
Pero los alemanes eran duros de roer y mantenían a cubierto a gran parte de los milicianos con su fuego de ametralladora.

El mando alemán vio con preocupación que sus hombres recibían fuego de ametralladora desde una casa vecina, así ordeno tomar posiciones al otro lado de la calle, antes que los milicianos les rodearan.




Pronto se produjo un intenso combate a muy corta distancia,  mientras ambos bandos luchaban por entrar en cada casa, las armas automáticas disparaban,  los hombre tomaban  posiciones, las balas rebotaban y rompían muebles y cristales.

 
 
En medio del caos, finalmente el oficial alemán intento desalojar de su posición a los milicianos a cuchillo, pero su superior calidad no pudo imponerse y los alemanes fueron rechazados.




 
 
 
 

Los camisas azules aun conservaban una casa en ruinas donde una docena de ellos se habían hecho fuertes, disparando a todo lo que veían, pero sin atreverse a avanzar en apoyo de sus aliados.
 Sean ordeno avanzar a un grupo de hombres para tomar mejores posiciones y evitar el fuego alemán. Clarice también avanzaba junto a ellos,  pero al coger una caja de munición, esta voló en mil pedazos. Todos miraron preocupados a la joven, que se levantó, como si nada, quitándose arena de los ojos y sacudiéndose el polvo de la ropa.

-¿Estás bien?- le pregunto Sean

-Sí, creo que sí- Grito ella, mientras corría a esconderse en una nueva posición.

Sean observo que en su pierna tenía un pequeño corte en el pantalón, y lo que parecía una mancha de sange, pero no parecía que fuera muy importante la herida.

¡Boom!. Una nueva explosión de mortero alcanzo su posición y los hombres que le seguían retrocedieron, para caer bajo el fuego de la ametralladora alemana, que segó la vida de un par de milicianos. Viendo  a sus hombres caer, pronto tuvo que olvidar a Clarice y se dirigió a ellos moviendo las manos haciéndoles señas para que corrieran hacia él.

-Fuera de su arco de fuego- repitió varias veces- Hacia la casa, rápido, hacia la casa.

Por suerte fue su último grito en este combate, los fascistas sabedores que no podían ganar abandonaron el pueblo dejando un buen botín para las milicias
Resultado:
La Columna Lenin: 4 PV- 14 Bajas
Los Camisas Azules+ KS: 1PV-13(7+6) Bajas.

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